Del amigo de San Francisco al autor de Rerum Novarum: el legado detrás del nombre León XIV
La elección pontificia de Robert Prevost remite a dos figuras clave en la historia eclesial: León de Asís, amigo y confesor de San Francisco de Asís; y León XIII, autor de la encíclica que estableció las bases de la Doctrina Social de la Iglesia.
Robert Prevost, con su elección pontificia de León XIV remite a dos figuras clave de la religión católica: León de Asís, amigo de San Francisco, y León XIII, autor de la encíclica Rerum Novarum. Foto: REUTERS / Stoyan Nenov.
La muerte del Papa Francisco dejó vacante el trono de Pedro y conmovió a los fieles que lo vieron como pastor reformista y austero. Ahora, su sucesor, el ungido cardenal estadounidense Robert Francis Prevost, eligió como nombre pontificio León XIV, lo que no tardó en despertar interpretaciones.
Si bien el nombre León es uno de los más populares en la religión católica: de 267 Papas, ahora 14 lo han adoptado, lo que despertó interés fue en parte a que el último había liderado a la Iglesia hace más de un siglo. Otro tanto lo fue porque su segundo nombre de pila es el mismo que el pontificio de su antecesor, quien además lo nombró cardenal. Pero, especialmente, fue debido a las resonancias históricas que encierra ese nombre en la historia eclesial ligada a su compromiso social.
Así, para muchos, en la elección de León XIV como nombre pontificio, asoman simbólicamente dos figuras que definen líneas fundacionales del cristianismo moderno: León, el amigo íntimo y confesor de San Francisco de Asís; y León XIII, autor de la influyente Rerum Novarum, encíclica que estableció las bases de la Doctrina Social de la Iglesia.
Compañero León: confidente de San Francisco
La primera asociación en la elección del nombre León, inmediatamente después de la muerte de Francisco, no pasó desapercibida para los estudiosos del simbolismo eclesial. Así como León de Asís fue el discípulo más íntimo, cuidador y confesor del mendicante, muchos ven en el gesto del nuevo Papa un gesto implícito a la continuidad papal de Jorge Bergoglio.
Además, la continuidad simbólica también se expresa en el perfil espiritual de Robert Prevost, quien proviene de una de las llamadas órdenes mendicantes, la Orden de San Agustín, al igual que los franciscanos. Aunque con carismas distintos, ambas nacieron con una vocación similar: predicar la humildad, renunciar a los bienes materiales y vivir junto al pueblo.
San Francisco de Asís recibiendo los Estigmas, en compañía del hermano León, agachado a su derecha. Crédito: atribuido a Jan van Eyck, 1430-32, Museo de Arte de Filadelfia.
León de Asís fue uno de los primeros compañeros de San Francisco. Lo conoció en los primeros años del movimiento franciscano y fue su secretario, su confesor, su custodio y, según muchos biógrafos, su único confidente en los momentos finales. De hecho, a él se le atribuye la conservación de varios de los textos originales dictados por el poverello, incluyendo las Admoniciones y el Testamento de Francisco.
En ese sentido, se destaca en el nuevo Papa, León XIV, su paso por Perú, donde fue obispo de Chiclayo (una pequeña ciudad norteña de unos 600 mil habitantes) durante casi dos décadas, y donde compartió en comunidades populares. En ese sentido, para muchos versados en la historia eclesial, la figura de León de Asís representa un espejo con el que el nuevo Pontífice parece querer dialogar.
León XIII y una encíclica revolucionaria
León XIII (pontífice de la Iglesia católica entre 1878 y 1903) es especialmente recordado por su encíclica Rerum Novarum (1891), considerada la piedra angular de la Doctrina Social de la Iglesia. Esta encíclica enfatizó el derecho de la iglesia a pronunciarse sobre cuestiones sociales relacionadas con cuestiones morales.
En un mundo sacudido por la Revolución Industrial y las luchas obreras, este documento eclesial abordó la situación de los obreros y precisó los principios para buscar la justicia social en una economía en plena revolución industrial, condenando tanto al socialismo como al capitalismo, defendiendo los derechos de los trabajadores como personas dignas de un salario justo ya condiciones humanas de trabajo.
El pontificado de León XIII tuvo un acercamiento de la Iglesia a las realidades del mundo moderno, especialmente con la encíclica Rerum novarum (Acerca de las cosas nuevas).
Mucho más institucional, y con una impronta doctrinal y geopolítica distinta, León XIII marcó a fuego la historia del pensamiento católico con la Novarum, que abrió el camino para futuras encíclicas sociales, como Quadragesimo Anno, Mater et Magistra y Centesimus Annus o Laudato Si de Francisco.
Aunque el nuevo Papa, León XIV, no ha hecho todavía menciones a la tradición de sus predecesores, analistas vaticanos coinciden en que su formación académica en teología moral y su experiencia en contextos de pobreza lo vinculan de manera simbólica con ese legado de justicia social.
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