Japón emitió el lunes por la noche una alerta de tsunami tras un sismo de magnitud 6,8 registrado en el suroeste del archipiélago, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
La agencia meteorológica nipona emitió una advertencia de olas de hasta un metro tras este temblor que sacudió la costa suroeste del archipiélago. Se insta a la población a mantenerse alejada del mar.
Japón emitió el lunes por la noche una alerta de tsunami tras un sismo de magnitud 6,8 registrado en el suroeste del archipiélago, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
La agencia meteorológica japonesa emitió una alerta de tsunami con olas de hasta un metro tras el sismo que sacudió la costa de la prefectura de Miyazaki, en la región de Kyushu, alrededor de las 21:19 hora local (12:19 GMT), según informó el USGS.
El Servicio Geológico estadounidense revisó a la baja su estimación inicial de magnitud 6,9.
El aviso emitido por la Agencia Meteorológica nipona advierte de la posible llegada de un tsunami a las costas de Miyazaki y de Kochi, al norte de la misma y en la isla de Shikoku, y pide a la población alejarse del litoral y de zonas próximas a las desembocaduras de ríos.
“Los tsunamis pueden golpear repetidamente. Por favor, no entre en el mar ni se acerque a las zonas de costa”, indicó la agencia en X.
En Miyazaki, el temblor registró un nivel 5 bajo en la escala japonesa, que tiene un máximo de 7 y se centra en evaluar la agitación en la superficie y las áreas afectadas, más que la intensidad del sismo.
En gran parte de la isla suroccidental de Kyushu, el terremoto registró una intensidad de nivel 4 en la escala japonesa.
Según informó la cadena estatal NHK, el tsunami habría alcanzado ya las costas de las dos citadas prefecturas sin que consten por el momento daños significativos.
Las operadoras de dos centrales nucleares situadas en las prefecturas de Kagoshima y Ehime, en el sudoeste del país y afectadas por un temblor de menor intensidad, informaron que están evaluando posibles anomalías en las instalaciones.
Japón se asienta sobre el llamado Anillo de Fuego, una de las zonas sísmicas más activas del mundo, y sufre terremotos con relativa frecuencia, por lo que sus infraestructuras están especialmente diseñadas para aguantar los temblores.
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