Cada etapa en la vida escolar de los niños y adolescentes implica desafíos y ajustes. Desde el inicio de la primaria hasta el ingreso a la universidad, cada transición requiere adaptación tanto para los estudiantes como para sus familias.
Desde la primaria hasta la universidad, el acompañamiento familiar es clave para la adaptación. La psicopedagoga Ethel Steinmann destacó la importancia de crear hábitos y brindar apoyo sin sobreprotegerlos.
Cada etapa en la vida escolar de los niños y adolescentes implica desafíos y ajustes. Desde el inicio de la primaria hasta el ingreso a la universidad, cada transición requiere adaptación tanto para los estudiantes como para sus familias.
En este marco, la psicopedagoga Ethel Steinmann dialogó con El Litoral y explicó cómo acompañar estos cambios para favorecer un proceso de aprendizaje saludable.
El primer gran cambio en la educación de un niño ocurre al pasar del jardín de infantes a la escuela primaria. Según Steinmann, la clave en esta etapa es favorecer la independencia y la autonomía del menor para que pueda adaptarse a un sistema con nuevas reglas y estructuras.
"En el jardín todo es mucho más lúdico. Si bien en primer grado los juegos siguen estando presentes, el sistema cambia radicalmente", señaló la profesional. La adaptación dependerá del entorno familiar y escolar, por lo que recomienda generar espacios que le permitan al niño sentirse acompañado sin resolverle todas las situaciones.
El cambio de la escuela primaria a la secundaria marca un punto de inflexión en la vida del estudiante, ya que en muchos casos implica una primera decisión importante: la elección del establecimiento educativo. "Algunas escuelas tienen diferentes ciclos en el mismo edificio, pero en otros casos se debe elegir una institución distinta", explicó Steinmann.
Este nuevo escenario trae consigo desafíos como la multiplicidad de materias y profesores, además de un aumento en la exigencia académica. "Los contenidos en secundaria profundizan los de primaria, pero requieren aprender a estudiar de otra manera y depender menos del docente", agregó.
La especialista remarcó la importancia del rol familiar durante esta etapa: "La referencia del adulto debe estar presente, aunque progresivamente se debe otorgar más independencia al adolescente".
El ingreso a la educación terciaria o universitaria representa el mayor nivel de independencia en la vida académica. Esto es así ya que la responsabilidad de la organización del tiempo y del estudio recae totalmente en el estudiante. "La exigencia dependerá del contexto, la familia y la escuela de la que provenga, pero la organización ya es responsabilidad de cada uno", detalló Steinmann.
Aprender a administrar el tiempo de cursado, exámenes y estudio es fundamental para el éxito en esta nueva etapa. Además, la motivación y el compromiso juegan un papel clave: "El estudiante debe darle valor a la organización de su tiempo y a la responsabilidad de rendir materias y avanzar en su carrera", indicó la psicopedagoga.
Si bien cada niño es diferente, la profesional resaltó la importancia del acompañamiento familiar en cada etapa: "No se trata de resolverle los problemas, sino de estar presente como guía y contención", explicó.
Asimismo, recomendó establecer rutinas y hábitos de estudio desde la primaria, lo que facilitará la adaptación a las exigencias de niveles educativos superiores. "La clave es lograr un equilibrio entre contención y autonomía, evitando la sobreprotección pero asegurando que el niño tenga un referente al que recurrir cuando lo necesite", sostuvo Steinmann.
En algunos casos, la adaptación puede presentar dificultades que requieren intervención profesional. "Si un niño presenta dificultades persistentes, como no poder escribir correctamente o no relacionar grafemas y fonemas durante un tiempo prolongado, es una señal de alerta", advirtió Steinmann.
Ante estas situaciones, sugirió acudir a un psicopedagogo o al gabinete de orientación de la escuela para evaluar el caso y ofrecer herramientas de apoyo.
Por otro lado, indicó que los cambios pueden generar ansiedad en los estudiantes, lo que se manifiesta de diferentes maneras: "Cada niño lo afronta de forma distinta. Puede ser desde una actitud temerosa hasta berrinches o angustia al ingresar a la escuela", explicó la especialista.
Para Steinmann, la paciencia y el trabajo conjunto con los docentes son fundamentales en este proceso: "Si la adaptación se demora demasiado y el niño sigue angustiado o con dificultades para integrarse, es importante intervenir y buscar estrategias para favorecer su bienestar".
La profesional subrayó la importancia de establecer hábitos y rutinas desde los primeros años escolares. "No hay recetas exactas, pero un niño que se siente acompañado en su proceso educativo tendrá mejores herramientas para adaptarse a los cambios", afirmó.
Este acompañamiento debe ajustarse a cada etapa: "En primaria, la organización externa es clave; en secundaria, se debe combinar firmeza con escucha activa; y en la universidad, la independencia ya debería estar consolidada", aseveró.
Finalmente, destacó la necesidad de contar con profesionales en psicopedagogía dentro del sistema educativo y de salud.
En la provincia de Santa Fe, son pocas las escuelas que disponen de este cargo, a pesar de su rol fundamental en el acompañamiento del aprendizaje de niños y niñas. "Es esencial que la psicopedagogía esté presente para trabajar en conjunto con docentes y demás profesionales, brindando un apoyo integral en su desarrollo", concluyó.
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