Queridos Amigos. ¿Cómo están? ¿Cómo se encuentran? En la Vigilia Pascual cantamos solemnemente el Pregón Pascual, proclamando la gran victoria de la vida sobre la muerte. Hoy nos encontramos para celebrar el Primer Domingo de Pascua, viviendo profundamente los acontecimientos salvíficos.
La Resurrección del Señor es la verdad central de nuestra fe. Tan importante que San Pablo exclama: "Si Jesús no resucitó, vana es nuestra fe, vana es nuestra esperanza". Y es maravilloso ver cómo la gente canta, cómo se alegra, cómo celebra en las iglesias. Hay vida, hay esperanza, Jesús está vivo.
La Palabra de Dios de hoy nos relata este acontecimiento pascual de la siguiente forma: "El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo a quien Jesús amaba, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó (…)". Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
Mi queridos Amigos. Para destacar este día tan especial, en algunas culturas se han creado saludos propios. Así, por ejemplo, en mi patria, Polonia, la gente en el Domingo de Pascua se saluda diciendo: Chrystus Zmartwychwstal, Prawdziwie Zmartwychwstal. Es decir, el que saluda dice: "Cristo resucitó". Y el otro contesta: "Verdaderamente resucitó". Recuerdo hasta el día de hoy la emoción y la serenidad que se dibujaban en la cara de mi padre cuando pronunciaba este saludo, lleno de sentido y de esperanza.
Él fue un hombre profundamente creyente. Y esta fe en Dios es la que nos inculcaba a nosotros. Y lo hizo en forma extraordinaria, porque hoy uno de sus hijos es sacerdote y religioso; desde el año 1989 permanece en Argentina evangelizando. También una de sus hijas es religiosa, y desde el año 1984 está en Burundi (África), entregando su vida al servicio del Reino de Dios. Qué bellos son los caminos del Señor.
¿Qué es la Pascua? Celebrar la Pascua, es mucho más que participar de la bella celebración litúrgica. Pascua, significa paso. Como el pueblo judío dio este paso gigantesco del cautiverio y de la esclavitud a la Tierra Prometida, también nosotros hoy debemos salir de tantas miserias humanas y de tantas estructuras corruptas que nos esclavizan.
Creer en la Resurrección significa un permanente éxodo, un salir de lo viejo, de tantas formas de muerte, de lo rutinario, de lo ficticio a lo nuevo.
La Resurrección del Señor apunta al futuro absoluto, pero también al presente histórico. Esto quiere decir que no se trata solamente del "triunfo de la vida en la otra vida", sino del triunfo de la vida sobre la muerte desde ahora en las condiciones y en las situaciones de nuestro mundo y de nuestra historia.
Don Hélder Cámara, el recordado teólogo brasileño, lo expresa en forma clara: "¿Se abrió un corazón al otro corazón en el amor y en el perdón? ¡Allá tuvo lugar la resurrección! ¿Crearon los hombres las relaciones más justas y fraternas entre sí? ¡Allí tuvo lugar la resurrección! ¿Hubo algún crecimiento de vida especialmente en los pobres? ¡Allí se manifestó la resurrección! ¿Murió alguien en bien de sus hermanos? ¡Allí se inauguró plenamente la resurrección!"
La Pascua nos invita a ser agentes de cambio, de transformación. Si yo no resucito, si mi familia no resucita, si la Iglesia no resucita, Jesús no significa nada para nosotros y nuestra fe es levadura vieja, que no sirve para mucho.
¡Qué momento para reflexionar! No celebramos solo un hecho del pasado sino un acontecimiento del presente. Dios nos llama a una vida nueva aquí y ahora. Si damos el paso podremos salir de la crisis moral, económica y social siendo hombres nuevos y resucitados. Argentina, hoy más que nunca, necesita una nueva Pascua de Resurrección.
Felices Fiestas de Pascua. Que Dios nos bendiga.
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