El próximo miércoles 30 de abril, de 9 a 16, el Concejo Municipal contará con un punto de recolección de residuos eléctricos y electrónicos.
Será el próximo miércoles 30 de abril, de 9 a 16. Surgió en base a un trabajo conjunto con la Universidad Tecnológica Nacional, Cáritas Argentina y el grupo Contra Versiones.
El próximo miércoles 30 de abril, de 9 a 16, el Concejo Municipal contará con un punto de recolección de residuos eléctricos y electrónicos.
La acción surgió en una reunión que días atrás mantuvo la presidenta del Concejo Municipal, Adriana “Chuchi” Molina, con Renzo Piccoli, subsecretario de Vinculación Tecnológica de la Universidad Tecnológica Nacional; Julio Giménez, vicedirector de Cáritas Santa Fe; Milton Hugunet y Sofía Rubin por la Agrupación Contra Versiones para definir acciones conjuntas en torno al reciclaje y las buenas prácticas ambientales.
El programa "Beato Carlo Acutis" funciona en la Universidad Tecnológica Nacional y busca reciclar los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. Es la única cooperativa en formación en Santa Fe capital y alrededores dedicada a la gestión responsable de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) con el objetivo de evitar que estos residuos terminen en la basura común, contaminando el suelo y el agua, y en su lugar, darles una nueva vida a través de reciclaje, refuncionalización y reutilización de componentes.
Asimismo, la cooperativa en formación trabaja bajo los principios de la economía circular, fomentando un modelo sostenible que reduce el impacto ambiental y genera empleo verde en la comunidad.
Al respecto, Julio Giménez, vicepresidente de Cáritas Diocesana, explicó que “la idea surgió de Cáritas para abordar problemáticas de manera diferente, es decir, salir de la base de la asistencia en alimento y ropa para abordar también otro tipo de problemática social. A partir de esa idea surgió avanzar sobre esta problemática de aparatos que generan residuos”.
“Así fue que tomamos contacto con la Universidad Tecnológica, presentamos la idea y la tomaron inmediatamente, incluso fue abordado por el mismo decano. Es un convenio entre Cáritas y UTN, bajo la figura de lo que es una incubadora de empresa. Se trabaja sobre 3 objetivos básicos: el concepto ecológico de qué se hace con los residuos; su economía circular, es decir, el recupero de piezas y elementos; y el fundamental que es darle un carácter social”, detalló.
Sobre los beneficiarios del proyecto, Giménez hizo hincapié en que “son personas que estuvieron privadas de la libertad y también personas que están en proceso de recuperación de adicciones. La idea de formar una incubadora de empresas es que podamos trabajar con este grupo, acompañándolos durante un tiempo y que ellos después pasen a ser una cooperativa de trabajo con autogestión. Ese es el espíritu del convenio”.
En la misma línea, Renzo Piccoli, subsecretario de Vinculación Tecnológica de la Universidad Tecnológica Nacional, manifestó que “la UTN brinda un espacio físico donde se pueda desarrollar todo lo que es el reciclado de aparatos electrónicos y eléctricos, desde la parte informática hasta la electromecánica. Ahora se concentra mayormente en computadoras, notebooks, celulares. Por otra parte, desde la UTN también se brinda un sistema de capacitaciones y asistencia técnica con los propios docentes y alumnos graduados. En tanto, también se está asistiendo en la parte organizativa de toda la asociación y la futura cooperativa que se quiere formar, en la parte de formaciones específicas para el refuncionalizado de los elementos informáticos, el reciclado y disposición final. Y también se colabora con la emisión de certificados, auditorías y certificaciones que puedan tramitarse a través del Ministerio de Ambiente de la provincia”.
Por su parte, Milton, miembro de la futura cooperativa Contra Versiones y coordinador el proyecto Carlo Acutis, sumó su palabra: “Venimos trabajando con los RAEES que son todos los aparatos eléctricos y electrónicos que pueden encontrarse en una casa, en una empresa, en un casino o en un edificio de educación. En cualquier parte hay estos materiales que para la sociedad común es basura, no sabe dónde tirarlo o termina en un río contaminando el medioambiente y, para nosotros, eso es laburo. Los clasificamos, algunos se refuncionalizan y se arman equipos para la venta o para donaciones a hospitales o a personas que lo están necesitando, y otros pasan al desguace donde le damos el fin que merece cada metal y que no esté contaminando el medioambiente”.
“Somos 12 personas, entre compañeros y compañeras, que pertenecen a un colectivo que se llama Las Flores donde hay personas que están en situación de calle, algunos que están pasando por consumos problemáticos y se han recuperado, es una importante cantidad de personas en situación de vulnerabilidad”, concluyó Milton.
Por último, Sofía Rubin, estudiante de Trabajo Social y coordinadora del proyecto, puntualizó que es parte del colectivo Las Flores que comenzó en 2018 “como un colectivo chico de personas que tenían ganas de trabajar en contexto de encierro. Hace poco ya somos parte de una Asociación Civil Contra Versiones y con Milton, que primero trabajamos de manera particular, nos ilusionamos con que podamos contar con un marco institucional más acorde y con mayores beneficios para lo que se viene realizando”.
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