La temporada de invierno 2025 llega con una fuerte presencia del color. A diferencia de años anteriores, donde predominaban los tonos neutros y apagados, este invierno se anima a incorporar combinaciones más expresivas y elegantes.
Azul, amarillo y bordó se imponen como los tonos estrella de la temporada. Elegantes, versátiles y con mucha personalidad, llegan para renovar tus looks invernales con estilo.
La temporada de invierno 2025 llega con una fuerte presencia del color. A diferencia de años anteriores, donde predominaban los tonos neutros y apagados, este invierno se anima a incorporar combinaciones más expresivas y elegantes.
Azul, amarillo y bordó son los protagonistas indiscutidos de esta etapa del año, y se perfilan como los grandes aliados para renovar el guardarropa con personalidad y estilo.
El azul se presenta como una de las apuestas más fuertes de la temporada. Versátil, elegante y siempre vigente, este color se adapta con facilidad a distintos estilos. En sus variantes más suaves o más intensas, se impone en abrigos largos, pantalones de vestir, sweaters y accesorios.
Lo interesante del azul en este invierno es su capacidad de combinar con otras tonalidades sin perder protagonismo. Puede funcionar como base en un look monocromático o como complemento en outfits más arriesgados. Además, transmite calma y equilibrio, lo que lo convierte en una excelente opción tanto para el día como para la noche.
Aunque suele estar asociado a los meses cálidos, el amarillo se hace un lugar importante en los días más fríos del año. En sus versiones más suaves, como el tono manteca o vainilla, aporta calidez y luz a los looks invernales.
Este color se destaca en tejidos de punto, camperas acolchadas, bufandas y faldas midi. Usado como detalle o en piezas clave, rompe con la monotonía de los tonos oscuros y aporta una energía diferente. El amarillo, bien combinado, puede convertirse en el centro de atención sin perder delicadeza.
El bordó, también conocido como granate o borgoña, es un clásico del invierno que vuelve con fuerza. Su presencia en la paleta estacional aporta intensidad y sofisticación. Es un color ideal para quienes buscan un toque de distinción sin recurrir al negro.
Se ve en tapados, vestidos, pantalones de cuero y tejidos gruesos. Su profundidad le da carácter al look y permite jugar con contrastes, especialmente al combinarlo con tonos claros como gris, beige o blanco. También funciona muy bien en accesorios como carteras, botas o gorros.
Azul, amarillo y bordó marcan el pulso de un invierno que se anima al color. Son opciones que permiten experimentar con nuevas combinaciones, salir de lo habitual y vestir con personalidad sin perder elegancia.
Este invierno no será solo de abrigos y capas, sino también de expresión a través del color. Una temporada ideal para atreverse a lo nuevo, resignificar los clásicos y dejar que la moda también hable desde los tonos.
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