Después de la aparición del domingo de Pascua en dos oportunidades en la plaza San Pedro del Vaticano, con un semblante cansado y de despedida sin saberlo, el lunes 21 de abril a la madrugada se conoció con sorpresa la muerte del papa Francisco de 88 años, produciendo conmoción dentro y fuera de la Iglesia Católica en todo el mundo.
Más allá de críticas destructivas de ciertos sectores sociales hacia la figura pública de quien fuera previamente arzobispo de Buenos Aires y cardenal, voy a intentar esbozar algunas líneas sobre el legado que nos deja Jorge Mario Bergoglio, el primer papa argentino y latinoamericano.
Las prácticas pastorales que impulsó en Argentina fueron profundizadas durante su magisterio de doce años, desde que fue nombrado sucesor de Pedro el 13 de marzo de 2013. Su tarea pastoral hizo foco sobre la misericordia y la alegría del evangelio para promover la fraternidad y la paz a nivel mundial, y el diálogo interreligioso.
Esos temas fueron desarrollados en las encíclicas Lumen fidei (sobre la fe), Laudato si´ (sobre el cuidado de la casa común), Fratelli tutti (sobre la fraternidad y la amistad social) y Dilexit nos (sobre el amor humano y divino del corazón de Jesucristo), y en las exhortaciones apostólicas Evangelii gaudium (sobre el anuncio del evangelio en el mundo actual), Amoris laetitia (sobre el amor en la familia) y Gaudete et exsultate (sobre el llamado a la santidad en el mundo actual), entre otras.
Entre las reformas más controversiales sobre la vida de la Iglesia se pueden destacar el proceso de discernimiento con los divorciados vueltos a casar que podría llevar a la comunión sacramental; las bendiciones a parejas "irregulares" del mismo sexo, que no significa aprobar la unión (ante una pregunta sobre este tema en particular Francisco respondió "¿Quién soy yo para juzgar?"); y la designación de mujeres en algunos cargos para romper con el patriarcado en la conducción del Vaticano.
Desde el inicio de su pontificado, impulsó una reforma de la curia para volver a los valores evangélicos, proponiendo una "Iglesia pobre para los pobres" y, al mismo tiempo, visibilizó la crisis de los refugiados y desplazados a quienes se debe dar espacio en los países. En el plano social, profundizó la Doctrina Social de la Iglesia con una "teología del pueblo" en línea con los postulados de los pastoralistas argentinos Lucio Gera, Gerardo Farrell y Juan Carlos Scannone.
Se había expresado en su momento en contra de la "teología de la liberación" de las décadas del sesenta y setenta del siglo pasado, en sus corrientes influenciadas por el marxismo. Durante el año santo del Jubileo de la Misericordia, Bergoglio estableció en 2016 la "Jornada Mundial de los Pobres" con el objetivo de estimular a los creyentes para que reaccionen ante la "cultura del descarte y del derroche", haciendo suya la "cultura del encuentro".
En materia económica pidió que "los organismos financieros internacionales han de velar por el desarrollo sostenible de los países y la no sumisión asfixiante de estos a sistemas crediticios que, lejos de promover el progreso someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia", durante su visita en 2015 al Congreso de los Estados Unidos, solicitud expresada en diversas ocasiones.
Fue un defensor de la paz mundial en cuanta ocasión se le presentó hasta los últimos días de su pontificado. Sus antecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI volvieron a sus países… ¿cuáles fueron los verdaderos motivos para que él no viniera a la Argentina? Es una pregunta abierta para una investigación responsable.
Finalmente, el legado del papa Francisco a la Iglesia y al mundo se puede resumir en tres ejes centrales: la misericordia como virtud a practicar, vivir la alegría de la esperanza evangélica y los pobres y marginados fueron promocionados.
Expresó una comunicación con palabras, gestos y silencios, teniendo frases que serán recordadas: una "Iglesia en salida", una Iglesia que sea "hospital de campaña" y renunciar a una "Iglesia autorreferencial", lo que permitió acercarse a dialogar con los creyentes alejados y con los no creyentes.
Adiós al amigo (*)
"Nos dejó un amigo de la solidaridad, de la humildad, de la sabiduría, y con su partida, no fueron pocos los que entendieron de pronto la dimensión de ese argentino que nos quedó grande, que el mundo logró comprender mejor que nosotros.
(...) Se fue un hombre que a los argentinos nos quedó grande, cuya dimensión quizá solo ahora comprendamos, me refiero en particular a la dimensión de su legado que debe proseguir sin desviarse de la senda humanista, comprensiva, misericordiosa, inclusiva que él marcó con firmeza".
"La humanidad atraviesa un momento difícil por la preeminencia de un materialismo y un capitalismo salvajes que lastiman a multitudes, por los riesgos de una Tercera Guerra Mundial, por los perjuicios infligidos al planeta tan irreparables como ignorados por los poderosos, y por los ascensos de diferentes formas de peligrosas autocracias, entre otras amenazas.
Acaba de dejarnos el humanista más importante del siglo, en tiempos de crueldad y de deshumanización (...)".
(*) Palabras del escritor y analista político Julio Bárbaro. Versión completa: https://www.infobae.com/opinion/ 2025/04/26/adios-al-amigo/
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