Cada 23 de abril se conmemora el día de San Jorge, el Santo Patrono de la Caballería del Ejército Argentino que hace suyo también este día. No es casualidad, por razones vinculadas al propio santo y por cualidades reflejadas en aquellos soldados que, 1800 años después a él, tienen dentro de sí el legado que dejó.
San Jorge murió mártir. La persecución de su época contra cristianos era atroz. En manos de sus cautivadores, obligado a negar su fe cristiana a cambio de la vida, se negó a complacer el pedido de quienes atentaban contra su voluntad de fe. Así materializó el último ejemplo en vida de un jinete que mantuvo en todo momento sus convicciones por encima de todo, incluso de su propia vida, logrando convertirse en referente a lo largo y ancho de todo el planeta.
San Jorge y el arte de vivir siempre de Caballería
En los tiempos que corren, de luchas entre valores y deseos; modestia y vanidad; dar y anegar; San Jorge se hace presente. Más aún en los hombres y mujeres del Ejército Argentino que abrazaron la Caballería como Arma, pero también como estilo de vida. Una forma que tiene como norte y guía al Santo de la espada.
Nacer, vivir y morir siempre de Caballería trae consigo un mandato implícito, muchas veces hasta imperceptible, pero que en los momentos claves toma relieve destacando a los soldados que cumplen el legado de su Santo Patrono. Ese camino demanda a sus fieles jinetes, tanquistas y exploradores desprenderse de ambiciones y sesgos personales para ponerse al servicio de su comunidad. También a que en esa entrega nunca permitan doblegarse por una moda, imposición o tentación que aparezca, si fuera necesario, a costa de la propia vida. Cada vez que lo hacen están venciendo a su propio dragón, como San Jorge.
San Jorge y el arte de vivir siempre de Caballería
Lo más meritorio de lo resumidamente destacado en el párrafo anterior es la forma en la cual la tropa de Caballería se hace de esas cada vez más difíciles obligaciones espirituales y de proceder. Las abrazan de forma voluntaria aquella vez que gritaron a viva voz el rasgo que querían para su espíritu por la eternidad: ¡Caballería! Aunque quizá son muchos - sino todos - los que puedan asegurar que San Jorge ya los había llamado mucho antes de esa elección que resume - y engrandece - su existencia proponiendo: ¡A vencer o a morir!
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