En repetidas oportunidades en esta sección se puso énfasis en el papel crucial que tuvo El Litoral, a lo largo de su historia, para la difusión cultural en general y de las artes plásticas en particular.
Un artículo crítico publicado por el diario en abril de ese año resultó clave para impulsar la obra del artista tucumano en la escena nacional. ¿Cómo fue la secuencia?
En repetidas oportunidades en esta sección se puso énfasis en el papel crucial que tuvo El Litoral, a lo largo de su historia, para la difusión cultural en general y de las artes plásticas en particular.
En 1978, la gravitación del diario trascendió las fronteras de Santa Fe y tuvo una derivación inesperada: la revalorización de la obra del pintor tucumano Timoteo Navarro, nacido en 1909 y fallecido en 1965.
Cabe un breve apunte sobre la obra de Navarro: sus paisajes poseen un acento colocado en el realismo social. Fue, así, una persona atenta al drama del hombre de su tiempo.
El 2 de abril de 1978 Rafael Carlos Quesada, de la agencia de El Litoral que funcionaba en Buenos Aires, publicó el artículo titulado "Imperdonable carencia en una muestra pictórica".
Allí se quejó de la escasa promoción brindada a la muestra "Pintores del interior", realizada en marzo de 1978 en Corrientes al 1500.
"Tal vez por razones de economía, cada vez son menos frecuentes en los periódicos los recuadros en los que se informa sobre apertura de muestras", dijo Quesada.
Y agregó: "en la sala, transitada por escaso público, no nos encontramos ni siquiera con un catálogo impreso ni con alguna persona enterada y de buena voluntad que estuviera dispuesta a sustituirlo verbalmente".
El texto, refrendado por la opinión de otros colegas de Buenos Aires, generó un cambio de actitud. Tal es así que el domingo 16 de abril de 1978, El Litoral publicó otro artículo, referido a una muestra próxima a inaugurarse en el Teatro San Martín.
Allí, el propio Quesada resaltó la actitud de la entonces directora de ese espacio, Nelly Perasso, al ofrecer "interesantes referencias" sobre la personalidad del artista homenajeado en la exposición.
Se trataba de Timoteo Navarro, "no muy conocido en los medios plásticos porteños pero poseedor de una gran fuerza y originalidad creadora que exige una revalorización y adecuada ubicación en el proceso de evolución seguida por la pintura en nuestro país", remarcó Quesada.
"Sus trabajos fueron conocidos por Perasso durante una visita que efectuó el año pasado a la provincia de Tucumán para asistir a una muestra de tapices que allí se realizaba. Tanto le impresionaron estas creaciones que de inmediato concibió la idea de presentarlas en esta capital", subrayó luego.
La profesora Perasso enfatizó, según la nota de Quesada, la diferencia entre las obras del artista tucumano y "los ‘paisajistas domingueros’, carentes de sentido plástico y de una estructura que les sirva de sostén".
"Hay un verdadero deleite, se nota que goza la materia con la pintura que realiza. Los trazos con espátula le dan a sus cuadros una imagen rítmica que se sostiene en toda la composición, porque permite una distribución armónica del color", destacó.
De modo que El Litoral cumplió un papel significativo para la difusión de una obra artística de altísimo nivel. A tal punto, que hoy el Museo Provincial de Bellas Artes de San Miguel de Tucumán lleva su nombre.
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