En su libro "La crueldad", Cynthia Wila se adentra en el lado oscuro del alma humana. Y afronta una verdad incómoda: todos llevamos algo de crueldad dentro.
A partir de la muerte de su padre, concibió un ensayo donde analiza los múltiples rostros de la crueldad y propone, a cambio, una ética de la ternura.
En su libro "La crueldad", Cynthia Wila se adentra en el lado oscuro del alma humana. Y afronta una verdad incómoda: todos llevamos algo de crueldad dentro.
Con una impronta psicoanalítica, filosófica y estética, analiza las múltiples formas que adopta la crueldad. Desde las grandes tragedias históricas hasta los gestos cotidianos.
El resultado es un ensayo que busca tender un puente entre ética y estética, y devolverle a la palabra su poder sanador en tiempos donde mirar al otro es un acto de resistencia.
"La génesis del libro tiene que ver con la muerte. Con el impacto doloroso, traumático y cruel que me causó la muerte de mi padre", contó Wila en una entrevista con El Litoral.
"Es que siempre el encuentro con lo indescifrable es cruel. Y a partir de ahí empecé a preguntarme y a interesarme por la crueldad que vivimos todos los días", añadió.
Para la escritora y psicoanalista, la máxima crueldad es la certeza de la muerte. Pero, en el medio, durante el paréntesis de la vida, el ser humano está lleno de actos crueles. Sobre esa arcilla construyó su flamante trabajo.
El libro habla de la crueldad en sus formas históricas extremas, pero también alude a las pequeñas violencias cotidianas, a las que Wila denomina "micro crueldades".
"Las crueldades pequeñas, las que arman el folclore de nuestra vida de todos los días, son las que menos tenemos en cuenta, porque estamos tan acostumbrados a vivir en medio de ellas", remarcó.
Wila considera que esos micro actos cotidianos están asociados, por ejemplo, con las personas que hacen un deporte de la crítica a los demás.
"Se habilita a opinar y decir cualquier cosa respecto a una persona, tanto en una mesa como en las redes sociales, lo cual es más peligroso", aseguró.
En la mirada de Wila, así como amplifican lo bueno, las redes sociales son una vidriera que, cuando media una crueldad, puede perjudicar a alguien y generar emociones que incluso lo lleven a atentar contra su vida o su forma de ser.
La indiferencia de no mirar a los ojos a una persona cuando pide ayuda equivale a una micro crueldad. "Eso no quiere decir ayudar a todos, eso es algo utópico, pero sí reconocer al otro como alguien que sufre", afirmó la autora.
La lista de crueldades del día a día es inmensa: miradas, palabras, no contestar un mensaje, no dar las gracias, no pedir perdón. "Están en la vereda todo el tiempo y muchas veces no las podemos reconocer".
Buena parte de los discursos violentos que hoy ganan adeptos a nivel global se sostiene en la falacia del falso dilema o de la falsa dicotomía, en donde se presentan sólo dos opciones como si fueran las únicas opciones posibles.
"Entonces, comprás el último celular o estás fuera del mercado, apoyás mi método o sos un ignorante, estás conmigo o estás en mi contra. Esta polarización es mentirosa, hay un montón de grises entre el blanco y el negro", explicó Wila.
Una ética de la ternura
En un mundo donde prevalece el individualismo y por tanto casi la crueldad está legitimada ¿hay margen para pensar en una ética de la ternura, que sea como una contracara.
"En el libro me pregunto: Si somos así, si nacemos crueles, ¿Qué nos queda? ¿Es un destino inevitable? No necesariamente. Podemos trabajar en pensar cómo somos y cómo queremos ser en el mundo" explicó Wila.
"¿Quiero que me importen los demás, sentir empatía, comprender en lugar de criticar, mirar al que sufre, aunque no pueda ayudarlo?. Esto es lo que un ser humano se puede preguntar para empezar a pensar cómo quiere vivir", subrayó.
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