Algunos discos se componen, para otros hay un término que va mucho mejor: se alumbran. "Mamífera" es uno de esos nacimientos sonoros. Se gestó con el cuerpo entero.
La cantante, compositora y poeta gestó un álbum que a la vez incluye un libro y una serie audiovisual. El centro es el abrazo a la experiencia transformadora de maternar.
Algunos discos se componen, para otros hay un término que va mucho mejor: se alumbran. "Mamífera" es uno de esos nacimientos sonoros. Se gestó con el cuerpo entero.
Caro Tapia, quien divide su vida artística entre el Oeste del Conurbano Bonaerense y Mar del Plata, dio a luz esta creación en cinco estaciones (gestación, parto, lactancia, puerperio y destete) como quien atraviesa una transformación profunda.
"Mamífera" es un universo expandido: seis canciones y poemas que laten al ritmo de la maternidad, un libro con relatos y collages digitales de Soledad Guerrero, y seis videoclips dirigidos por Nicolás Stefanazzi.
Es, en definitiva, una obra que abraza. Y que convierte lo íntimo en colectivo. Eso, y mucho más, surgió en una entrevista de su creadora con este medio.
-"Mamífera" combina música, poesía, arte digital y audiovisual ¿Cómo surgió la idea de integrar estos elementos para narrar la experiencia de la maternidad en tus propios términos?
-Supongo, a partir también de lo que sugerís con la pregunta, aunque no lo había elaborado así hasta ahora, que algo de lo inconmensurable de esta experiencia del primer tiempo de la maternidad requirió de más lenguajes de los habituales para poder ser narrado. Para nada premeditado.
En general, la producción artística en mi experiencia podríamos decir que "deviene". Es decir, todo lo que se ve como producto terminado, más que provenir de una idea original, va tomando forma en la medida en que avanzo en su producción.
Si fuera posible pensar la obra como algo independiente, y no estaría muy segura de afirmar esto, diría que se va develando. Las canciones van aterrizando a partir de momentos de exploración con la guitarra o bien, llegan melodías que grabo y luego busco armonizar en el instrumento.
Generalmente durante ese mismo tiempo, tengo una serie de escritos poéticos que están relacionados, en este caso, con la experiencia profusa e indescriptiblemente única de gestar, parir, dar la teta, puerperar, cuidar, destetar.
Hasta aquí, diría que mis procesos compositivos y creativos en general, que luego han decantado en obras, han sido más o menos afines.
Esta obra en particular, tuvo los microrrelatos del libro como dadores de forma final a todo el material. Nacieron de un tirón, durante los días que estaba destetando.
En retrospectiva, entiendo que algo en mí necesitaba cerrar la obra al mismo tiempo que el puerperio. Fue un gesto completamente artístico, en el sentido de que no tenía un interés o utilidad de aplicación: sólo brotó una tarde.
-Cada estación en Mamífera representa un estado de la maternidad. ¿Cómo fue la composición y producción del disco en relación con cada una de estas etapas, desde gestación hasta destete?
-La composición de la primera canción ("El canto de mi corazón") fue durante el primer tiempo de gestación; particularmente esa canción siempre sentí que no era sólo mía, supongo que sentía la energía de mi hijo siendo parte.
Hoy la canción viene siendo cantada por varios colectivos de mujeres y, de otro modo, pero se vuelve a confirmar esa sensación de que hay una suerte de atravesamiento que hace que esa canción sea también de muchas más.
"Tome la teta, hijo", recuerdo componerla justo después de dormirlo, comprendiendo que ese estado simbiótico, osmótico, vaporoso y único de la lactancia, en algún momento se terminaría y sintiendo la necesidad de dejar retratado en un lenguaje, no sólo verbal o lineal esa experiencia de contacto maravillosa y única.
Así también, con "Caracol", en pleno puerperio, evocando nuevamente esa "sensación esponjosa de estar siempre en la guarida de la cama un sábado soleado de otoño".
En esta canción la imagen del caracol provino de la literalidad de la experiencia: mi hijo había encontrado el primer caparazón de caracol que le había llamado la atención, lo había recogido y lo observábamos, palpábamos su porosidad, su espiral.
Mientras estaba sumergida en lo que hacíamos, había tenido la intuición de que esa espiral contenedora del caracol era una hermosa metáfora del puerperio.
Luego de eso, se volvió una actividad compartida el compartirnos caracoles y hojitas caídas de otoño, y esas imágenes se hicieron parte de la obra.
En "Insular", cuando sentía que se anunciaban poco a poco los ecos del destete, surgió la necesidad de componer con el piano, instrumento que para componer siempre me resultó extranjero, pero sin embargo, hizo nacer esta canción.
Finalmente, "Mamífera", canción que engloba y representa el espíritu del disco, tiene una impronta muy particular, en parte muy nueva para las personas que conocen mi música.
Integro allí mi amor por el rock para comunicar ese aspecto protector, alerta, fortaleza inesperada que emerge del cuidado de lo frágil. Esta canción la tuve mucho tiempo en mi mente y en mis escritos, pero prácticamente la estrené al grabarla.
-Tu formación en Filosofía se entrelaza con tu carrera musical. ¿De qué manera influyen tus estudios filosóficos en la creación y el mensaje detrás de tus obras, incluyendo este último disco?
-Es una gran pregunta. Durante mucho tiempo sentí una disociación entre mi ser artista y mi ser filosófico. Tanto, que no sólo no lo contaba sino que más bien lo escondía.
Pero en algún momento, comprendí que mis inquietudes filosóficas estaban hermanadas con las artísticas a través de un hilo que las conectaba profundamente: la voz.
La voz que atraviesa todas mis inquietudes, incluso las teóricas, es la que está al servicio de la escritura tanto como del canto.
Cuando comprendí eso, algo se movió en mí y pude comenzar a integrar estos dos aspectos en mí, y no como en otros momentos, que los vivía como roles contradictorios o excluyentes entre sí.
Intuyo que la obra que especialmente me permitió integrar estos aspectos fue el libro "Meditaciones cantadas. Una poética filos(ófic)a vocal" (Música Nuestra, 2025).
En este material integré poéticamente pensamientos filosóficos y experiencias como cantante y como docente de canto. En ese sentido, la "voz" de la poesía fue la que hilvanó mis inquietudes filosóficas dentro de mi obra artística.
Cuando escucho mis canciones, no oigo grandes manifiestos ni posturas; sí una sensibilidad, pero la música me corre del despliegue argumentativo. Es más, las veces que intenté componer desde ese otro lugar, no salió nada que ameritara ser compartido.
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